Algo de compañia no hace mal a nadie (Taylor S.)

Luego de salir de mi camarote algo dormida pero aún así despierta; me había levantado hace un ratito, la verdad estaba cansada no me preguntes de que, porque ni yo sé, no pude evitar reír por mí misma, aunque la gente que pasaba junto a mi me miraban con una cara rara, la verdad me había ruborizado, aunque aún así lo evite, piensen lo que piensen no me importa.

Me había agarrado hambre ya que por eso me había levantado, si no aún así seguiría durmiendo, cualquiera que me viera creería que soy un zombie existente.

Camine hacía el comedor, entre en aquel lugar, no había tanta gente como había pensado, seguramente es muy temprano ya que después de las 8 se llena; si soy una chica madrugadora pero algo perezosa; me dirigí hacía donde vendían algunos refrescos, ya que era una mañana muy cálida, y algo fresco no me haría nada mal, luego de que me lo diera, me senté en unas de las mesas libres y comencé a mirar a mi alrededor, mientras tomaba un sorbo de mi bebida, la verdad algo de compañía no me haría mal.

-¡Mileeeeeeeees!- grité en un chillido mientras corría desde la barra de comidas a su mesa.

No me pregunten porqué, pero no pude conciliar el sueño hasta muy elevadas horas de la madrugada. Cuando lo logré, una pesadilla atormentó mis sueños, obligandome a despertar y salir de la habitación sin despertar a Sel. Había llegado a la cafetería y compré un café, en un poco factible intento de mantenerme despierta el resto del día. Me sentía sola en la cafetería, y ver a Miley ahí me había alegrado el dia en definitiva. Estaba segura de que mi cara daría miedo a quién me viera, principalmente porque las ojeras moradas no iban conmigo.

Ni siquiera me había molestado en cambiarme, había salido de mi camarote en pijama y una gruesa chamarra. A pesar de que hacía calor, era una persona muy friolenta, por lo cuál tenía que usar mi estilo esquimal para no morir de pulmonía.

Miraba aquella pequeña niña que me hacía recordar viejos tiempos, ser niño es divertirse, pasarla genial, estar libres de problemas porque cuando eres niño los problemas los resuelven tus padres y cuando uno es grande tiene que resolverlos por su propia cuenta y ser responsable.

Hasta que de pronto escuche un grito agudo que me dejo totalmente sorda y me saco de mis pensamientos, si había gritado mi nombre, así que me gire para ver quién era la persona que me despertó más de lo normal, era Taylor, omg estaba igual que yo, la misma cara de dormida y seguramente que a ella le costó más que a mi despegarse de la almohada, no pude evitar reír por ver que aún llevaba su piyama.

- ¡Taaaaaay! – grite levemente mientras me levantaba del asiento, me acercaba a ella y la abraze, y volví a sentarme en la silla, ya que la verdad no me podía mantener parada, seguramente por el cansancio, anoche me había dormido tarde.

- Recién te levantaste, no? – le pregunte riendo, aunque la verdad no se porque le había preguntado, era muy obvio; mientras esperaba su respuesta tomaba un sorbo de mi refrescante bebida.